De repente me vuelvo como muchos y comienzo a divagar en
cosas, en momentos, en fin en cosas sin importancia... de repente
me siento cansada, agotada… triste… sintiendo que ya no puedo más… luego leo,
me informo, me acuerdo y se me llena la mente y el corazón de emociones
encontradas… quisiera de repente apartarlas de mi… pero me es imposible olvidar…
me dejo muy marcada una marcha por Ayotzinapa a la que asistí con dos de mis
hermanos… en la que encabezaban los padres de los Normalistas desaparecidos…
recuerdo con que con el valor que los caracteriza hasta ahora, recorren las
calles más que otra cosa, pidiendo ayuda, gritando “auxilio”, con la fuerza que
les queda, exigiendo justicia!!... algo prometido ya desde hace mucho para los
Mexicanos.
Recuerdo con gran dolor como simplemente el nudo en la
garganta que sentimos todos los asistentes… el lugar se convirtió en un lloro
por dentro…de esos que duelen… sin más remedio y sin más que hacer que agachar
la cabeza… y hundirse en una mirada perdida.
Mi hermano simplemente lloro… por otro lado… los adultos sintiéndonos
más fuertes nos aguantamos… tragando saliva
ante el dolor…